lunes, 14 de mayo de 2012

Comentario de Texto Descartes


Comentario texto de Descartes.
“Así pues, sólo queda la idea de Dios, en la que debe considerarse si hay algo que no pueda proceder de mí mismo. Por “Dios” entiendo una substancia infinita, eterna, inmutable, independiente, omnisciente, omnipotente, que me ha creado a mí mismo y a todas las demás cosas que existen (si es que existe alguna). Pues bien, eso que entiendo por Dios es tan grande y eminente, que cuanto más atentamente lo considero menos convencido estoy de que una idea así pueda proceder sólo de mí. Y, por consiguiente, hay que concluir necesariamente, según lo antedicho, que Dios existe. Pues, aunque yo tenga la idea de substancia en virtud de ser yo una substancia, no podría tener la idea de una substancia infinita, siendo yo finito, si no la hubiera puesto en mí una substancia que verdaderamente fuese infinita.”

Descartes, Meditaciones metafísicas

El texto nos propone descubrir la idea de Dios en la idea de Infinito.

1. Exponer las ideas y la estructura argumentativa del texto propuesto.
En el texto propuesto, perteneciente a las Meditaciones metafísicas de Descartes, se propone descubrir la idea de Dios en la idea de Infinito.
Descartes demuestra, a lo largo de esta meditación, que la idea de infinito ha sido puesta en el yo por Dios en el momento de crearlo para que este pueda reconocer a quién debe su existencia, pues equivale a la “marca” del artífice divino. Descartes concluye que la idea de Dios es la más verdadera, la más clara y distinta de todas las que hay en su espíritu, más aún que la del yo, porque para que el yo se conozca como imperfecto y dubitativo, primero tiene que tener la idea de un ser infinitamente perfecto que le permita hacerse consciente de su imperfección.

2. Explicar el problema de la demostración de la existencia de Dios y desarrollar sistemáticamente las principales líneas de su pensamiento. El conocimiento en Descartes depende del hallazgo de un método universal que garantice la seguridad de nuestros razonamientos. Ese método consta de cuatro reglas: evidencia (solo hay que aceptar aquellas ideas claras y distintas que se conozcan bien por intuición), análisis (reducir las ideas complejas a sus componentes más simples), síntesis (partir de ideas simples, para deducir a partir de ellas ideas más complejas) y enumeración (revisión de todos los pasos dados al razonar, para comprobar que no se han cometido errores). Para averiguar si existe alguna verdad absolutamente cierta sobre la que elevar el edificio del conocimiento, Descartes plantea la duda metódica, que consiste en cuestionar todos nuestros conocimientos, con el fin de hallar alguno que sea seguro e indudable. La duda metódica consta de cuatro niveles: 1) desconfiar del conocimiento sensible, pues los sentidos suscitan ideas oscuras y confusas, y pueden engañarnos siempre; 2) a veces, los sueños no se distinguen de la realidad, así que toda realidad podría ser una ilusión; 3) hipótesis del “ Dios engañador”; 4) suponiendo que un Dios bondadoso no puede engañar, nada impide la existencia de un espíritu malvado, que se divierta haciendo que nos equivoquemos en cualquier juicio que hagamos. La duda parece haber suprimido todos nuestros conocimientos, existe una evidencia que resiste cualquier duda: la existencia del sujeto que duda y piensa: “Pienso, luego existo” es, la primera certeza indubitable de la metafísica. En el yo, que es una sustancia pensante, hay tres tipos de ideas: adventicias, facticias e innatas. Son adventicias aquellas ideas que parecen venir del exterior, suponiendo que hay un mundo exterior, pero solo me sirven para la vida puesto que no las puedo tener como fundamento; las facticias, se crean a partir de las adventicias, las creamos nosotros, y las innatas, son con las que nacemos, y las que realmente nos van a servir para justificar las otras dos. Dentro de estas, está la idea de INFINITO, creada por Dios, que es causa real proporcionada como decía San Agustín. Entre las ideas innatas encontramos la de un “ser infinitamente perfecto”, que no puede haber sido creada por el yo, finito e imperfecto. Esto suele puede significar que la idea mencionada ha sido introducida en el sujeto por un ser realmente inf9inito, con lo que queda demostrado que Dios existe. Si el yo se hubiese dado a sí mismo la existencia, se habría dado todo tipo de perfecciones, pero, en realidad, se sabe contingente: hubo un momento en el que no existía, y puede dejar de existir en cualquier momento; por tanto, ha sido traído a la existencia por otro ser, que puede ser necesario o también puede ser contingente. Como la serie de seres contingentes no puede ser infinita, ha de haber un primer ser necesario, Dios, que no solo ha creado el yo, sino que también lo mantiene continuamente en la existencia.
En antropología, Descartes es dualista, pues distingue dos sustancias en el hombre: cuerpo y alma, que son independientes y no necesitan una de la otra para poder existir. Esta teoría, sin embargo, plantea el problema de la comunicación entre ambas partes del ser humano, que se produce, según Descartes, en la glándula pineal, punto de contacto entre mente y cuerpo.

3. Relacionar el pensamiento de Descartes con su marco histórico, sociocultural y filosófico. Descartes vivió en el contexto de la guerra d los Treinta Años (siglo XVII), cuyas repercusiones fueron devastadoras para Europa, con una impresionante reducción de la población y la actividad productiva. En política, se impuso el absolutismo. La organización social era estamental, en la cúspide se situaba el rey, por debajo, la nobleza y el alto clero, y, en el último término, el pueblo. Se impuso en arte Barroco, con su teatralidad, dirigida a excitar el fervor de los fieles y a exaltar el poder de los reyes de la época, y la literatura se caracteriza por destacar los aspectos ilusorios de la vida y por una profunda conciencia del problema de la muerte.
El marco filosófico de Descartes viene determinado por el estudio de la escolástica, realizado durante su juventud, y por su conocimiento de la filosofía escéptica de Montaigne.
La filosofía de Descartes coincide en el tiempo con la Revolución Científica, iniciada por Galileo, quien elabora un nuevo modelo de saber científico, basado en la combinación de razón y experimentación. Los racionalistas (Descartes, Spinoza y Leibniz) valoran el componente matemático de la nueva ciencia, proponiendo una interpretación mecanicista de la naturaleza que reduce todos los seres a materia extensa y movimiento. Tratan, asimismo, de encontrar un método universal de conocimiento, inspirado en el método matemático, para fomentar el avance del conocimiento científico.

4. Explicar el problema de Dios en otro autor de la Edad Media. Puede tratarse el problema de Dios en la filosofía medieval de Agustín de Hipona o de Tomás de Aquino, en cuyo pensamiento el hombre puede alcanzarse hasta Dios tanto por la fe como por la razón.
San Agustín piensa que el hombre sólo es feliz si conoce la verdad, pero ese conocimiento sigue dos caminos: el de la fe (corazón) y el de la razón (inteligencia).San Agustín piensa que la que la fe no es absurda, sino que implica un componente racional. La fe nos lleva a buscar a Dios y prepara nuestra inteligencia para entenderlo, y una vez que lo hemos entendido, nuestra fe en Él no puede sino aumentar.
Dios ha creado el mundo y todos los seres que en él hay utilizando las ideas que preexisten en su mente, pero no es responsable del mal, el cual se debe no a un principio maligno, sino a la imperfección de las criaturas, que nunca pueden ser iguales a Dios o a la mala utilización de su libre albedrío por parte del hombre.

Comentario de texto San Agustín


Comentario texto de San Agustín.
 “Evidentemente, si esto es así, ya está resuelta la cuestión que propusiste. Si el hombre es en sí un bien y no puede obrar rectamente sino cuando quiere, síguese que por necesidad ha de gozar del libre albedrío, sin el cual no se concibe que pueda obrar rectamente. Y no porque el libre albedrío sea el origen del pecado, por eso se ha de creer que nos lo ha dado Dios para pecar. Hay, pues, una razón suficiente de habérnoslo dado, y es que sin él no podríamos vivir rectamente. Y que nos ha sido dado para este fin se colige del hecho de castigar Dios a quien usa de él para pecar.
 Sería injusto ese castigo si el libre albedrío nos hubiera sido dado no solo para vivir rectamente, sino también para pecar. En efecto, ¿cómo podría ser castigado el que usara de su libre voluntad para aquello que le fue dada? Así, pues, cuando Dios castiga al pecador, ¿qué te parece que le dice, sino estas palabras: «¿Por qué no usaste del libre albedrío para lo que te lo di, es decir, para obrar el bien?»”.
San Agustín, Del libre albedrío. Libro II [La libertad humana].Capítulo I.
El texto nos habla de la importancia de la libertad para ser persona con capacidad de decisión moral.

1.Exponer las ideas y la estructura argumentativa del texto propuesto.

En este texto San agustín reflexiona sobre la voluntad libre de la persona, al final llega a la conclusión de que es lo que da sentido al orden moral: Dios hizo al hombre libre para que este fuese responsable y merecedor de castigos o recompensas con unos actos que solo tienen sentido si estos surgen de la decisión libre por parte de la persona que actúa.

El libre albedrío es por tanto, un bien que permite al hombre hacerse digno a los ojos de Dios si elige hacer las cosas bien( así llegaría a la verdadera libertad, que disfruta sólo cuando elige el bien) y condenado toda su vida si actúa de forma indigna, es decir, irracional.

2. Explicar el problema de la libertad en San Agustín y desarrollar sistemáticamente las principales líneas de su pensamiento.

El problema del libre albedrío se le plantea a San Agustín en relación con el maniqueísmo, el cual suprimía la responsabilidad del hombre pues partía de la existencia de un principio bueno y otro malo que se peleaban el alma humana. San Agustín diferencia entre el libre albedrío y libertad: el libre albedrío se le otorga Dios al hombre para hacerle responsable de todos sus actos, mientras que la libertad, la alcanza sólo cuando el ser humano actúa bien, racionalmente.

Si creemos que Dios nos ha hecho libres todo esto implica creer que Dios existe. Para Agustín no vale solo con la fe, sino que para él la razón también debe colaborar en el conocimiento de la verdad porque razón y fe no son incompatibles: la fe es la que se encarga de dirigir toda nuestra inteligencia con el fin de buscar la verdad, y por otro lado, la razón, nos permite entender todos los contenidos que tiene la fe, que así es como recibe apoyo por parte de nuestra inteligencia.

Para San Agustín, la búsqueda del conocimiento de la verdad se encuentra impulsada por el amor, pero no por un amor desordenado sino por un amor espiritual, que busca llegar hasta la verdad única, inmutable y eterna.

La teoría agustiniana del conocimiento parte del conocimiento sensible que termina en el escepticismo, mientras que uno no halle una verdad indubitable, que solo uno la puede encontrar en la certeza interior que proporciona la autoconciencia, pues si uno mismo se engaña, sin duda existe. Por tanto, en el interior del hombre, existe la verdad. Desde allí ha de empezar una ascensión espiritual, la cual pasa por el conocimiento discursivo( razón inferior) y el conocimiento intuitivo de todas las verdades eternas( razón superior), que el hombre no puede lograr si la acción que directamente le está dando Dios sobre su mente, ya que es iluminado intelectualmente.

San Agustín demuestra la existencia de Dios tomando las verdades eternas: esas verdades inmutables no las puede crear el ser humano ya que es imperfecto, sino que esas verdades han de fundamentarse en un ser que sea eterno y que no puede ser otro que no sea Dios.

El hombre se compone de alma y cuerpo. Al alma pasa de padrea a hijos, así es como se va transmitiendo el pecado original, por eso el alma necesita la ayuda de Dios que la inclina a amar a la virtud para salvarse. La virtud es la que conduce al hombre a respetar el orden establecido por Dios en el universo, es la única forma de alcanzar la paz, la tranquilidad del orden, que es la que viene garantizada por la justicia y el derecho.

La diferencia que existe entre egoísmo y virtud es la que da paso a la interpretación agustiniana de la historia sobre la base del enfrentamiento entre dos ciudades: la ciudad de Dios, la cual está constituida alrededor del amor espiritual, y la ciudad terrenal, la cual constituida por el amor material el cual está bastante desordenado. Aunque ambas ciudades están mezcladas, la Providencia divina ha previsto la victoria, en el día del Juicio Final, la victoria de la ciudad de Dios sobre la terrenal.

3. Relacionar el pensamiento de San Agustín con su marco histórico, sociocultural y filosófico.

San Agustín considerado el primer filósofo medieval, trabaja en los momentos en el imperio romano, en un contexto de crisis generalizada en el cual la cultura antigua está en declive y es sustituida por el cristianismo en todos sus órdenes: literario, artístico y filosófico.

El cristianismo utilizó el saber filosófico para apoyar los dogmas de la fe.

La patrística utilizó el neoplatonismo y el estoicismo para elaborar la primera filosofía cristiana, que se desarrolló primeramente en permanente lucha con el pensamiento clásico agonizante y con las múltiples herejías surgidas en el seno del cristianismo.

En la patrística surgen muchos de los problemas de la filosofía medieval: las relaciones entre razón y fe, la demostración de la existencia de Dios, la Creación, la libertad humana o la interpretación teológica del curso de la historia.

4. Explicar el problema de la justificación del comportamiento en un autor o corriente filosófica de la edad antigua.

San Agustín, para él toda la verdad si creemos en Dios el sabe toda y no le podemos negar nada. San Agustín antes de convertirse al cristianismo fue neoplatónico, es fácil atribuir su comportamiento a Platón. El intelectualismo moral de Platón exponía la idea de que cuantos más conocimientos se poseen más bueno se es, lo que queda reflejado en la alegoría de la línea. San Agustín utiliza esta idea cambiando el conocimiento por el amor a Dios, si amas a Dios eres bueno, la fe es la que marca nuestra bondad.

Comentario de texto Aristoteles


Cometario Aristóteles.
Aristóteles, , Libro III, capítulo 9.
«Por tanto, es evidente que la ciudad no es una comunidad de territorio para no perjudicarse a sí mismos y por el intercambio. Esto tiene que existir, si es que va a haber ciudad; pero no porque se dé todo ello hay ya una ciudad, sino que es la comunidad para bien vivir de casas y familias, en orden a una vida perfecta y autosuficiente. Ahora bien, esto no existirá si no habitan el mismo y único territorio y contraen matrimonios entre sí. Por eso surgieron en las ciudades relaciones familiares, fratrías, fiestas y diversiones para vivir en común. Y tal cosa es fruto de la amistad. Pues la decisión de vivir en común es amistad.»
Pregunta 1
El texto a comentar pertenece a la Política de Aristóteles, una de las obras que el filósofo de Estagira redactó mientras impartía ya clases en el Liceo. Al tratarse, por tanto, de una de sus obras de madurez. asistimos en ella a un desarrollo pleno del pensamiento aristotélico alejado ya de las influencias platónicas. Por ello, la Política se caracteriza, entre otras cosas, por su carácter empírico. no pretende, como la República platónica, presentar un modelo ideal de Estado, una polis entendida como Idea, a la manera de Platón, sino, muy al contrario, realizar un estudio basado en la experiencia sobre la ciudad y sus distintas formas de gobierno. La filosofía de Aristóteles está marcada por un profundo realismo. tras ser durante veinte años discípulo de Platón, y seguir varias de sus enseñanzas, Aristóteles consigue desarrollar una teoría propia que se aleja progresivamente del Idealismo platónico. El pensamiento de Aristóteles buscar solucionar los problemas reales desde la realidad misma. No en vano fue el fundador de la biología. pero sin renunciar por ello a un pensamiento formal, pues es también padre de la lógica. La biología y el estudio de la naturaleza aparece en toda su obra: a partir de ella se incorporan conceptos como el de fin, o el de autosuficiencia, que definiremos un poco más adelante. A este nivel, la importancia filosófica e histórica de Aristóteles se enorme: fue preceptor de Alejandro Magno. y sus aportaciones a diferentes ciencias aún siguen siendo discutidas hoy: lógica y biología, pero también física, metafísica ética y política, en un intento de abarcar todos los saberes de su tiempo y aportar ideas originales a todos.
La Política responde, como hemos dicho, a este carácter empirista del pensador griego: pretende ser sobre todo un estudio de la polis. de su origen y necesidad para el desarrollo de la vida humana, de sus diferentes clases, y de la forma de gobierno más adecuada, sin que en ningún momento deba entenderse de un modo universal, eterno, necesario o absoluto, sino siempre sujeto a las circunstancias y necesidades de cada pueblo. En su obra encontramos la primera clasificación de los regímenes de gobierno de la filosofía occidental, y todos estos aspectos harán que se convierta en una obra de referencia obligada para el pensamiento político a partir del siglo XIII, cuando el pensamiento aristotélico es recuperado para Occidente. Este carácter empírico de la Política se refleja a la perfección en un dato crucial para comprender el texto: la obra de Aristóteles está impregnada de la forma de vida propia de las polis griegas: la polis, se convierte, así, en el lugar propio y específico de la vida feliz. de modo que, como ocurriera en la propuesta política de Platón, la relación que se establece entre la ética (de la que nos ocuparemos en la siguiente pregunta) y la política es muy estrecha. El hombre que no vive en la ciudad, dirá Aristóteles, es una bestia o un dios, una pieza fuera del tablero.
El fragmento del comentario pretende delimitar qué es una polis, y cuál es la finalidad de la misma. Las preguntas a las que podría contestar este fragmento son: ¿qué es la polis? ¿Para qué se forma? ¿Cuál es el fin último de la polis? Y aquí es precisamente donde aparece el contenido ético del que acabamos de hablar: si el fin de la ética es, como veremos, determinar la felicidad del individuo, el fin de la ciudad será precisamente que el hombre se realice dentro de ella. Una buena polis, una buena ciudad, es aquella en la que el hombre puede desarrollar todas sus capacidades, aquella ciudad que posibilita y facilita que el hombre sea feliz. Ética y política aparecen íntimamente conectados. el individuo no puede ser feliz en una ciudad injusta, ni puede haber una ciudad justa formada por individuos que no se realicen dentro de ella.
Ahora que hemos contextualizado el autor, la obra y el fragmento, caracterizaremos brevemente los conceptos subrayados:
Ciudad. en el mismo texto aparece la mejor definición posible: “comunidad para bien vivir de casas y familias”. La ciudad es el lugar específico del ser humano, allí donde el hombre llega a ser verdaderamente hombre, a realizar todas sus disposiciones: a ser feliz. Por eso, la ciudad no es una forma de vida creada sólo para beneficiarse del comercio, o con una misión puramente defensiva. El fin de la ciudad es la felicidad del hombre, que es, además, un animal “político”, es decir un animal que necesita vivir en la ciudad. El hombre para Aristóteles es, esencialmente, un ciudadano, y por eso la ciudad aparece acompañada siempre de un sentido ético.
Bien vivir. es la felicidad. En la siguiente pregunta veremos que Aristóteles define la felicidad en Ética a Nicómaco como la actividad del arma dirigida por la virtud. Esta identificación entre felicidad y virtud es concretada un poco más, cuando Aristóteles se refiere a diferentes modelos de felicidad. Para él, la vida buena se podría identificar con una vida teórica, acompañada de virtud y de los bienes externos necesarios (y no más de los necesarios) para llevar esta forma de vida. La felicidad, piensa Aristóteles, es el fin del ser humano.
Casas y familias. son las unidades elementales de las que se componen las ciudades, expresión primigenia de la sociabilidad natural del ser humano. Aristóteles utiliza a menudo una metáfora organicista para comprender mejor la ciudad: si los individuos pueden entenderse como las “células” de la ciudad, las casas y las familias serían los órganos de la misma. Las familias estarían a medio camino entre el individuo y la ciudad. Muestran la dimensión naturalmente social del ser humano, pero no son suficientes para lograr la felicidad del mismo.
Vida perfecta. la vida perfecta es la vida del hombre feliz. Este concepto está directamente relacionado con el de felicidad. La vida perfecta es la de aquel ser humano que desarrolla su fin, su télos. La vida perfecta es la vida acabada (en telequia), plena, feliz. La vida perfecta implica la realización de todas las capacidades o potencialidades humanas, y esto no puede hacerse si no se vive en la ciudad.
Autosuficiente. concepto tomado de la biología, quiere decir autárquico, que se basta a sí mismo. Si el ser vivo es ya autosuficiente, no necesita “relacionarse” con otros para sobrevivir. El hombre, sin embargo, no lo es, y sólo la vida en la ciudad hace al hombre autosuficiente. El animal político del que hablábamos antes necesita vivir en la ciudad y sólo dentro de la misma puede desarrollar una vida que se baste a sí misma, una vida en la que logre satisfacer todas sus necesidades-
Amistad. puede entenderse como una virtud o “algo acompañado de virtud”. En cualquier caso, se trata de un elemento indispensable para que se forme una ciudad compacta, en la que los lazos sociales vayan más allá del puro interés o del beneficio. La amistad podría entenderse así, como una de las virtudes necesarias en la ciudad, pero también como un ingrediente necesario para alcanzar la felicidad. Si el hombre necesita de los demás para alcanzar la felicidad, la amistad jugará un papel muy importante en el logro de la misma.
Pregunta 2
Para desarrollar la ética aristotélica nos ocuparemos especialmente de los siguientes puntos:
El concepto de fin (ética teleológica)
Primera caracterización de la felicidad.
El concepto de virtud.
La prudencia.
Conclusión sobre la felicidad.
Lo primero que hay que decir para caracterizar la ética aristotélica es que es teleológica. se trata, por tanto, de una ética de fines, en la que la felicidad será considerada el fin último del ser humano. Hay que destacar aquí, la importancia de las obras biológicas de Aristóteles de donde, con toda probabilidad procede el concepto de fin: de la misma forma (por poner un ejemplo) que el fin de la semilla de un manzano es llegar a ser manzano, el hombre tendría como fin llegar a ser feliz. Ya desde el comienzo de Ética a Nicómaco compara Aristóteles al ser humano con un arquero apuntando al blanco. de la misma forma que el objetivo de éste es dar en el blanco, el fin del hombre no puede ser otro que el de ser feliz, alcanzar una vida buena. Cualquier otro fin no puede sino ser instrumental: siempre cabe preguntar el para qué del dinero o del placer. Frente a esto, la felicidad es el único fin último del ser humano, el único fin autárquico, que se basta a sí mismo. Por eso, La Ética a Nicómaco se convertirá, en cierto modo, en una profunda investigación sobre la felicidad humana. Una de las grandes preguntas de esta obra será por tanto: ¿Qué es la felicidad?
Según Aristóteles casi todos están de acuerdo en que la felicidad es el fin último del ser humano, pero no todos piensan que el contenido de la felicidad sea el mismo. Aristóteles nos presenta, al menos, 3 modelos:
Los que piensan que la felicidad está en el placer, la riqueza o los honores.
Aquellos que argumentan que la felicidad consiste en la satisfacción de una carencia personal: así, la felicidad sería la salud para el enfermo, la riqueza para el pobre, la cultura para el ignorante…
Los que no están de acuerdo con ninguna de las anteriores, y creen que, si las anteriores son positivas, es precisamente porque contribuyen a otro fin, a otro bien que hace que los anteriores sean buenos.
Evidentemente, Aristóteles se identificará con la tercera opción, que, desde su punto de vista, es la única autárquica. Los placeres y las riquezas son accidentales en nuestra vida: tan pronto aparecen como desaparecen. La felicidad para Aristóteles no puede ser una sensación o un disfrute pasajero, sino, más bien, una forma de vida. que será necesariamente estable y duradera. Para Aristóteles la felicidad es una tarea a realizar en toda una vida, no en momentos fugaces de la misma. Y por ello, tampoco puede ser únicamente la satisfacción de una carencia. Evidentemente el hombre feliz no puede tener carencias, pero es necesario añadir algo más para lograr ser feliz. Este algo más será, como veremos la virtud.
Así, Aristóteles nos ofrece una primera definición de felicidad: actividad del alma dirigida por la virtud. Sólo el hombre virtuoso, aquel que no sólo conoce las virtudes sino que las pone en práctica (pues la felicidad es actividad) en su vida cotidiana, puede ser feliz. La virtud se descubre así como uno de los componentes necesarios para poder decir que un hombre es feliz. El hombre virtuoso halla el placer y el honor siendo virtuoso, por lo que no necesita del placer ni del honor como algo externo. Lo único que necesita el hombre virtuoso para ser feliz es tener cubiertas las necesidades básicas, es decir, tener los bienes externos necesarios para poder ser feliz. Pero si la felicidad nos remite a la virtud, será este uno de los conceptos centrales de toda la Ética a Nicómaco, y deberemos ocuparnos de él para comprender la felicidad de la que Aristóteles nos está hablando. La pregunta incicial (¿Qué es la felicidad?) se convierte ahora en una nueva pregunta: ¿Qué es la virtud?
La virtud para Aristóteles es una disposición permanente del alma a obrar bien. El hombre virtuoso es aquel que está predispuesto a hacer el bien, aquel al que “le sale de suyo” obrar bien. De hecho, el propio Aristóteles elaboró una clasificación de las virtudes, distinguiendo las éticas (aquellas que perfeccionan la voluntad) y las dianoéticas (las que perfeccionan el entendimiento). Las éticas se forman por medio de la repetición y las dianoéticas por medio de la instrucción.
Teniendo en cuenta esta clasificación, Aristóteles elabora un poco más esta caracterización de la virtud y nos ofrece otra definición: “modo de ser selectivo, siendo un término medio relativo a nosotros, determinado por la razón y por aquello por lo que decidiría el hombre prudente”. La virtud es, si nos atenemos a esta definición, una forma de elegir. Se podría decir que el hombre virtuoso es el que sabe elegir, el que toma la decisión adecuada en el momento justo. Aquí introduce Aristóteles la tesis, no siempre bien comprendida, del término medio o del justo medio. La virtud tiende siempre al medio, pero no se puede entender esto de un modo exclusivamente geométrico, sino ético, vital, experiencial. El hombre se ve a menudo obligado a elegir entre dos extremos, y el virtuoso es aquel que tiende a tomar la decisión correcta, que suele situarse, de un modo aproximativo, en un lugar intermedio. Esto no impide, por supuesto, que haya casos en los que la decisión virtuosa esté mucho más cerca de un extremo que del otro. Además de esto, llama la atención la última parte de la expresión aristotélica: “por lo que decidiría el hombre prudente”. El estudio de la felicidad nos condujo a analizar el concepto de virtud, y este ahora nos remite al de prudencia. Veamos qué es la prudencia para Aristóteles.
La definición aristotélica de la prudencia resulta un tanto problemática. Lo primero que hay que decir es que la prudencia es una virtud, y una de las más importantes. Aristóteles la entiende como un “modo de ser, racional, verdadero y práctico, respecto de lo que es bueno y malo para el hombre”. Sería prudente aquel que sabe determinar qué es bueno en cada caso, y lo sabe llevar a la práctica. El prudente combina inteligencia y deseo a partes iguales. Para Aristóteles el hombre es inteligencia deseante y deseo inteligente, de modo que ninguno de los dos pueden faltar para definir al hombre prudente. El prudente elige bien en el momento oportuno, algo que tiene que aprender necesariamente a partir de la experiencia y, por qué no decirlo, incluso del error. Pudiera parecer que Aristóteles cae en un círculo vicioso al definir los conceptos esenciales de su ética: la definición de virtud nos remite a la prudencia, y ésta a su vez a la virtud. Este aparente círculo vicioso queda resuelto si nos damos cuenta de que la ética es una disciplina práctica. Tanto la virtud como la prudencia se aprenden por medio de la experiencia, y requieren un largo ejercicio. Nadie nace siendo virtuoso, y su aprendizaje requiere largo tiempo. Llegar a formar esa “disposición permanente para obrar bien” cuesta tiempo y esfuerzo, y requiere que el individuo pueda fijarse además en otros hombres virtuosos y prudentes para imitarlos. El aprendizaje moral y ético debe tener al prudente como referencia. El ejercicio y la imitación consolidan este hábito a obrar bien en el que consiste la virtud. El que llega a ser prudente logra, por medio del ejercicio, tomar las decisiones correctas con facilidad, pues está habituado a ello. Como el buen arquero tiende a acertar en el blanco, el hombre bueno tiende a hacer el bien.
Con esto podemos ya terminar de caracterizar la felicidad. Además de referirse a esta “virtud acompañada de bienes externos”, Aristóteles distingue varios tipos de vida, y trata de determinar cuál es el que mejor se ajusta a la felicidad, tal y como la hemos venido caracterizando. Así, distingue estas formas de vida:
a) Vida activa: la de aquella persona que está comprometida con la marcha de la ciudad y que ocupa importantes cargos dentro de la misma. Aristóteles encuentra que este modelo es muy honorable, pero está sujeto a las circunstancias y vaivenes de la vida pública, de modo que alguien pueda perder súbitamente el honor y la fama conseguida a lo largo del tiempo.
b) Vida placentera: la de aquellas personas que viven centradas en el placer. Para Aristóteles no es esta una vida autárquica: los placeres proveerían una felicidad efímera, instantánea, pero no son capaces de proporcionar una felicidad duradera.
c) Vida contemplativa: la de aquella persona preocupada por el saber. No se trata sólo de un saber “libresco”, sino de una curiosidad vital, que entronca con esa admiración ante las cosas de la que hablara el propio Aristóteles o con la frase inicial de su metafísica: “todos los hombres por naturaleza desean saber”.
Para Aristóteles, este tercer estilo de vida es superior a los anteriores, y por eso debe ser preferido. La vida teórica o contemplativa proporciona saber en sí misma, y no está tan sujeta a avatares políticos, sociales o económicos como la vida activa. Por eso, y a modo de conclusión, podríamos decir que para Aristóteles la felicidad, la vida buena, consiste en llevar una vida teórica acompañada de la virtud y de los bienes externos necesarios para tener una vida digna, lo que requiere la ciudad para su realización.

Pregunta 3

Podemos comparar a Aristóteles con Platón. Dado que en la anterior pregunta nos hemos ocupado de la ética aristotélica, trataremos de centrarnos en esta disciplina, pero incluiremos también alguna reflexión sobre el carácter de la filosofía de ambos. El esquema de nuestra exposición será:
Semejanzas:
La sabiduría como virtud.
Conexión ética-política
Diferencias:
Voluntarismo frente a intelectualismo moral.
Empirismo frente al desprecio de los sentidos.
Inexistencia de un bien separado. (el bien como télos)
En primer lugar, una posible semejanza entre Platón y Aristóteles es la consideración de la sabiduría como una virtud. Si en el caso aristotélico será una de las virtudes dianoéticas más importantes, Platón entenderá que la sabiduría es uno de los modos de acceder a las Ideas. Escalando por los grados de conocimiento que aparecen en el símil de la línea, conociendo en primer lugar las imágenes, después los objetos, después los objetos matemáticos y en último término las Ideas, emprendemos también un camino de perfeccionamiento moral, pues todo aquel que conoce la Idea de Bien obrará también de un modo correcto. Para Aristóteles, como hemos dicho, la sabiduría es una virtud dianoética o intelectual, y no implica necesariamente un perfeccionamiento moral. El conocimiento no garantiza la virtud, según el filósofo de Estagira. Sin embargo, sí que hemos visto que el amor por la sabiduría o la vida teórica sí que es considerado por Aristóteles como una forma de vida superior, gracias a la cual nos será más fácil lograr la felicidad, sobre todo si lo comparamos con la vida placentera o la vida activa.
Otra de las similitudes que podemos encontrar entre Platón y Aristóteles es la conexión entre la ética y la política. El gobernante platónico debe ser el sabio, y la sabiduría conecta así ética y política. Además, la división en clases sociales recuerda a las tres partes del alma, cada una de las cuales debía aspirar a alcanzar su virtud correspondiente. En el caso aristotélico, la relación entre ética y política es clara. Si el fin de la ética es proporcionar un modelo de felicidad, el fin propio de la política es precisamente organizar la polis de manera que posibilite y facilite la felicidad de sus ciudadanos. Como veíamos en la contextualización, el hombre es un animal social y no puede encontrar la felicidad fuera de la polis. El hombre solitario no es autárquico ni puede realizar el fin que le es propio (la felicidad). Sólo viviendo en la ciudad, en contacto con otros seres humanos, puede lograrse una vida perfecta y autosuficiente. La ciudad (la política, entendida en el sentido que le da Aristóteles) posibilita la felicidad del individuo, que es el objetivo último de la ética. Algo similar ocurre en el modelo que nos presenta Platón en la República: en la ciudad justa que se nos presenta, todo individuo alcanzaría la felicidad ocupándose de aquello que le es más propio y adecuado: los sabios serán gobernantes, los que destaquen por su valor serán guerreros y aquellos que destaquen por su templanza serán productores, con las condiciones de vida asociadas a cada una de estas clases.
En cuanto a las diferencias, hay que subrayar que Aristóteles rechaza el intelectualismo moral que, por la influencia socrática, aparece en los primeros diálogos platónicos. Conocer el bien no es suficiente para hacer el bien. A la inteligencia debe unírsele la voluntad, uno de los conceptos claves de la filosofía moral aristotélica. No todo aquel que conoce el bien, intenta llevarlo a la práctica. Es preciso, además, querer hacer el bien. Sin el concurso de la voluntad, no se puede hablar de un hombre virtuoso. Por eso llega a decir Aristóteles que la prudencia puede ser más importante que la sabiduría: el prudente, sin ser sabio, hace el bien, mientras que el sabio, por un defecto en su voluntad, puede poner su sabiduría al servicio de fines nefastos para el ser humano. Cuando Sócrates defendía que nadie hace el mal conscientemente, y que el mal tiene su origen en la ignorancia, era demasiado optimista. Para Aristóteles, hay quien hace el mal conscientemente, sabiendo que hace el mal: serían las personas viciosas, las que quieren hacer el mal.
Otra diferencia, que se deja notar en todo el pensamiento platónico y aristotélico, es el excesivo Idealismo platónico, que es criticado por Aristóteles. Incluso en la ética, Aristóteles destaca el carácter práctico de la misma. Si bien las virtudes dianoéticas pueden adquirirse por medio de la instrucción, las morales precisan del ejercicio, de la práctica, con lo que Aristóteles se muestra mucho más realista que Platón, para el que el conocimiento de la Idea de Bien era suficiente garantía del comportamiento moral del sujeto. Esta diferencia entre el Idealismo platónico y el realismo aristotélico se dejará notar también en política, donde la teoría de Aristóteles es mucho más pragmática que la platónica, pero también en metafísica y teoría de conocimiento, convirtiéndose en dos nervios centrales que recorren el pensamiento de ambos filósofos. El realista Aristóteles, hijo de un médico, apasionado de la naturaleza y fundador de la biología, frente a al idealista Platón, de familia aristocrática, influenciado por las doctrinas pitagóricas y muy interesado por las matemáticas.
Una última diferencia, en cierto modo consecuencia de la anterior, es la concepción del bien. Mientras que para Platón el bien es una Idea, existente en un mundo separado y absoluto, alcanzable sobre todo a través del conocimiento, para Aristóteles el bien es el télos, el fin inherente a todo ser. El realismo aristotélico no puede aceptar que el bien de un ser tenga una existencia exterior al mismo, separado de ese ser, y por eso, influenciado por sus estudios de la naturaleza, defiende que el télos está en cada cosa, que debe aspirar precisamente a desarrollar ese télos de un modo completo. Para Aristóteles es inconcebible que el bien de una cosa esté separado de la misma, mientras que Platón argumentaría que el bien no puede ser interno a la cosa misma, sino que el verdadero fundamento de la realidad (y por tanto de cada cosa) está en las Ideas.
Para terminar, cabe destacar la importancia del pensamiento aristotélico. Si bien sus idea desaparecieron para Occidente años después de su muerte, afortunadamente su filosofía fue conservada y llegó de nuevo a Occidente a través de la cultura árabe. Su importancia filosófica a partir del siglo XIII está fuera de toda duda, aunque, a la vez, se le dio una orientación a su filosofía que quizás va más allá de los planteamientos originales del propio Aristóteles. Su realismo ha llevado a considerarle, en cierto modo, fundador del empirismo, y en la actualidad sus ideas siguen siendo una referencia obligada en campos como la ética y la política, donde autores como Aubenque o Pettit han tratado de actualizar alguna de sus propuestas.


Comentario texto Platón


Texto de Platón
«-El razonamiento nuestro de ahora no es en algo más sobre lo igual en sí que sobre lo bello en sí, y lo bueno en sí, y lo justo y lo santo, y, a lo que precisamente me refiero, sobre todo aquello que etiquetamos "eso lo que es ", tanto al preguntar en nuestras preguntas como al responder en nuestras respuestas. De modo que nos es necesario haber adquirido los conocimientos de todo eso antes de nacer (...) Y si es que después de haberlos adquirido antes de nacer, pienso, al nacer los perdimos y luego al utilizar nuestros sentidos respecto a esas mismas cosas recuperamos los conocimientos que en un tiempo anterior ya teníamos, ¿acaso lo que llamamos aprender no sería recuperar un conocimiento ya familiar? ¿Llamándolo recordar lo llamaríamos correctamente?»
((PLATÓN,Fedón) En este texto, su autor reflexiona sobre el problema de la adquisición del conocimiento.

Cuestiones:

1. Exponer las ideas y la estructura argumentativa del texto propuesto.

2. Vocabulario de los términos subrayados.

3. Explicar el problema del conocimiento en Platón y desarrollar sistemáticamente las principales líneas de su pensamiento.

4 .Relacionar el pensamiento de Platón con su marco histórico, sociocultural y filosófico.

Comentario del texto de Platón

1- En este fragmento del Fedón, Platón reflexiona sobre como se llega al conocimiento de las ideas:

Si sabemos que algo es lo que es, es porque ese conocimiento ya lo teniamos antes de nacer.

Al nacer perdemos ese conocimiento, pero luego lo recuperamos al utilizar nuestros sentidos.

Nosotros realmente no aprenderíamos las cosas, sino que las recordaríamos, ya que en un tiempo anterior ,antes de nacer,ya las conocíamos.Cada vez que veo algo, recuerdo las cosas que ya conocia anteriormente.

2- Platón dice que sabemos que algo es lo que es porque ese conocimiento ya lo teníamos adquirido antes de nacer,y lo recordamos con la reminiscencia. Esta reminiscencia es la prueba de la inmortalidad, y la inmortalidad es la prueba de la separacion del cuerpo (mortal) y el alma (inmortal), que están unidos mediante una union accidental.El cuerpo perteneceria al Mundo de las Cosas y el alma al Mundo de las Ideas. En el Fedro mediante el mito del Carro Alado nos explica que nuestro alma esta vagando por el M.de las Ideas,y es aqui donde contemplando las ideas llega al conocimiento total de estas. Nuestro alma se simboliza con un Auriga que dirige un carro tirado por dos caballos. El auriga es la parte racional del alma, el caballo blanco la parte irascible y el caballo negro la parte apetitiva.Cuando la parte apetitiva domnina a la parte racional y a la parte irascible, el alma cae al M.de las cosas y se encirra en un cuerpo como castigo.

Con esto se explica porque ya conocemos la idea de lo que es una cosa antes de nacer. Cuando nacemos nosotros no recordamos nada de esas ideas pero mediante la reminiscencia vamos a llegar al conocimiento de esas ideas. Mediante la Alegoria de la Linea que Platon explica en el Libro VI de la Republica se explican las fases para llegar a esa reminiscencia:

Primero es la IMAGINACION o CONJETURA: conocimiento de las cosas sensibles ,como imagenes y sombras.

Segundo es la CREENCIA: conocimiento de los objetos sensibles mediante la percepcion directa de éstos.

Tercero es el PENSAMIENTO:conocimientode las entidades matemáticas.

Cuarto es la INTUICION: conocimiento de las ideas mediante la practica de la inteligencia.Cuando se alcanza este ultimo punto, mi alma ya esta preparada para conocer esas ideas, y tiene una vision directa de éstas.

Cuando ya conoces el M.de las Ideas, tu alma ya esta purificada y puedes volver al mundo de las ideas. Si tu alma no llega a ese conocimiento te reencarnas en una u otra vida segun la vida que se haya llevado.

A la explicacion de Platon sobre como se llega al conocimiento de las ideas , hay que ponerle una objecion: Platon discipulo de Socrates, defiende el Intelectualismo Moral, que signica que si nosotros sabemos que algo esta mal, no lo vamos a hacer ,pero ¿por qué entocnes el alma comete ese error que le hace bajar al M. de las Cosas?,porque si el alma conoce todo,no deberia de cometer ningun error. Es una contradiccion que se da en la teoria platonica.

3- Todo el pensamiento de Platon se basa en Socrates por lo que es necesario recurrir a éste para explicar el por qué surgen estas ideas.

Los sofistas viven un cambio de gobierno, de la aristocracia a la democracia. Esta democracia hace que sea necesario explicar el por que de las leyes, por que algo esta bien o esta mal. Ellos lo explican mediante la Ley Natural: es bueno lo que es bueno para la naturaleza y viceversa. Tambien son defensores de que no existe una verdad absoluta ni un concepto universal. Pero si todo es relativo y no hay un concepto universal, la comunicaion es imposible(idea a la que se opone Socrates).Volviendo a la Ley natural, se plantean entonces :¿como voy a justificar las leyes por la naturaleza si realmente no conozco la naturaleza?,entonces responden que las leyes son fruto de la convencion, el fundamento de las normas es lo que acordemos nosotros.

Frente a esta postura Socrates defiende que si que hay una verdad absoluta y un concepto universal que es igual para todo el mundo y que no cambia, lo que nos permite la comunicacion. Para la justificacion de las leyes, Socrates propone el intelectualismo moral :tenemos una conciencia moral y sabemos que algo esta bien o mal porque la sabiduria se asocia con la bondad. Si sabemos que algo esta mal, no lo haremos. Por eso frente a la sociedad Socrates defiende que no tiene que haber cárceles sino escuelas ; quiere educar a la poblacion para que no cometan errores.

A partir del concepto universal de Socrates , Platon va a explicar toda su teoria sobre el conocimiento de las ideas.

domingo, 13 de mayo de 2012

Frases célebres

Como lo que interesa en el mundo educativo son frases que tengan algún sentido formativo y que se puedan utilizar en las sesiones de tutoría yo me limito a ofreceros una recopilación de frases ligadas a algún valor educativo.

Podéis encontrarlas en mi página web:
http://www.profesormorala.com/recursos/frases-célebres/

Crear un blog en blogger

Aunque existen numerosas páginas que lo explican yo me quedo con este tutorial que es sencillo y fácil de seguir, aunque tecleando en un buscador la expresión "crear un blog en blogger" os saldrán numerosas entradas. Aquí os dejo el que más me convence:

http://www.educa.madrid.org/cms_tools/files/bd1c540a-c8b1-49e3-8e67-4d4b1b805459/Blogger/blog_blogger.pdf